No me lo he cambiado, tengo dos 🙂. Guru Sangat es mi nombre espiritual. El nombre espiritual te lo otorga un maestro de yoga y expresa tu reto vital, lo que tu alma viene a trabajar en esta vida. El mío significa “la que está al servicio de la sabiduría y crea comunidad de santos”.

Los ojos cerrados estimulan la pituitaria y desarrollan la intuición, nos ayudan a mantenernos en el momento presente y a concentrarnos en nosotros, sin distraernos con lo exterior.

Para ayudarnos a encontrar por nosotros mismos la postura correcta, sintiéndola en lugar de verla. Así interiorizamos mejor los ejercicios.

Kriya significa «acción» y en yoga designa una secuencia de posturas, respiraciones y sonidos que se integran para permitir la manifestación de un estado particular, ya sea para trabajar nuestro sistema nervioso, glandular circulatorio, fortalecer el aura… Cada kriya es diferente y tiene un orden muy concreto.

Para expandir nuestra luminosidad áurica. El negro es la ausencia de luz y el blanco es la luz, con todo lo que ello implica a niveles sutiles.

Te lo recomiendo para tener una mejor experiencia, pero no es obligatorio 🙂.

Es preferible siempre que te los quites, ya que así se estimularán las terminaciones nerviosas de las plantas de tus pies. Esta zona es un área de intercambio de prana (energía vital) entre tú, la energía solar y la energía de la tierra y esto favorecerá que se limpie y revitalice tu flujo de energía. También te ayudará a asentarte mejor en las posturas.

No tienes que ser de ninguna manera para hacer yoga. Es la práctica precisamente la que te ayudará a mejorar en lo que desees o necesites.

Tanto como cualquier otra actividad deportiva autorizada, bajo estricto cumplimiento de los protocolos obligatorios. Ver protocolo.

Mis clases no se estructuran por niveles, sino por intensidad. Por eso todas sirven para cualquier nivel de conocimientos del practicante: cada uno las experimenta en función de su capacidad. Te invito a asistir a una clase de prueba gratuita y comprobarlo, ¡sin compromiso!

No existe edad mínima (ni máxima) para hacer yoga. En mi caso, fijo una edad mínima de 10 años porque los más pequeños no serían capaces de mantener la atención en una clase estándar. No obstante, si hay alumnos suficientes, puedo crear un grupo infantil.

Aparentemente más mujeres son receptivas a la idea de provocar cambios o mejoras vitales “desde dentro”. Además, existen un montón de creencias erróneas que suelen confundir a muchas personas (¡no solo hombres!) y hacerlas desistir de probar: “estás sentado sin hacer nada”, “es poco físico, no haces deporte”, “no sudas”, “es aburrido”, “cantas en sánscrito vestido de blanco… parece una secta”, etc.

Sí, claro. Pero siempre sin forzar, teniendo en cuenta tu condición física.

Sí, el yoga nos ayuda a calmarnos porque equilibra nuestro sistema nervioso y nuestra mente.

En absoluto. No nos pasamos la hora de clase meditando 😉. La sesión de Kundalini Yoga consta de calentamiento, ejercicios encaminados a trabajar una parte concreta de nuestra energía, relajación y (entonces sí) meditación. ¡Antes de meditar sudamos un poco! 😃.

Mejor antes o después de la clase, pero no durante.

Lo ideal es que pasen de 2 a 3 horas como mínimo entre la última comida y la clase de yoga. En caso de que se trate de algo ligero, lo aconsejable es que sea entre media hora y 1 hora antes de la clase.